dilluns, de desembre 31, 2007

Conte: La gota Carlota


Había una vez una gota que se llamaba Carlota. Ella no era igual a las demás, aunque tenía un rulo en la cabeza, una panza redonda y el traje transparente como sus doscientas treinta y siete compañeras. No era igual a ellas porque no bostezaba aburrida como las demás tampoco dormía la siesta en la nube blanca y esponjosa. Ella no hacía nada de eso, ella lo único que hacía era asomarse por las hilachas de la nube. Una tarde calurosa Carlota se asomó demasiado y se cayó. Llegó a un charco de agua sucia y Carlota se preguntó -¿Éste será el mar? Mientras se sacaba pastito de la panza. Un mosquito matándose de risa le dijo - El mar queda muy lejos. Luego pasó un camión y pisó el charco y Carlota salió volando por el aire, cayó en un arroyo finito como un hilo. Entonces se preguntó - ¿Éste será el mar? Y una rana muriéndose de risa le dijo – No el mar queda muy lejos, lejos. Carlota encontró una hoja seca y nadó y nadó agarrada de ella. Hasta que llegó al río y Carlota se preguntó - ¿Éste será el mar? Y unos peces de todos colores matándose de risa le dijeron – El mar queda muy lejos. Carlota se enredó en las plumas de un ave y voló un rato y llegó a otro río. ¡De golpe vino una corriente que daba vueltas y no la dejaban ver nada! Y de golpe se aquietó. Entonces se dio cuenta de que era el mar y sonrió como las gotas sonríen cuando llegan al mar.

Clara Muras
Il.lustració: Sylvie Daigneault

Una altra versió del conte, visual i amb audio